El arte originario para todos los sentidos


“El arte originario: diversidad y memoria” se llama esta nueva exposición en el pabellón de planta baja en el Museo Nacional de Bellas Artes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esta muestra explora la diversidad de objetos con una nueva mirada, como se puede ver en la instalación de las piezas. El periodo en que estará vigente será desde mayo hasta el 5 de julio, donde si se tiene gran éxito quizás la prolonguen aun más en el tiempo.

El museo aloja miles de obras, por donde, antes de entrar a este pabellón, situado al fondo del recinto, podemos pasar por varios autores reconocidos como: Monet, Degas, entre otras grandes de la pintura.

Este arte originario, tan discutido en los 60s y revalorizado con los escritos del arqueólogo Alberto Rex González, se puede ver de todo, desde grandes rocas con relieves hasta vasos antropomorfos.

Al entrar al predio, uno lo ve definitivamente oscuro, con un clima de “caverna”, observa sus paredes que son negras con pequeños centros lumínicos puntuales, que algunas veces, resaltan una obra pero se pierden otras.

No esta todo concentrado en una sola cultura, sino que nos podemos encontrar con varias, alguna de ellas son: La cultura Cienaga, Aguada , Condorhuasi. Como esta plantea en los primeros tres mapas con diferentes linajes del NOA que vemos en la entrada, situados en frente a un video donde se ven los indios y sus rituales.

Resulta interesante la interactividad entre las piezas y lo audiovisual, uno sostiene al otro pero sin interferirlo.Las pantallas puestas a disposición del espectador están continuamente repitiéndose para que todo el mundo pueda disfrutar de ellas.

También otro apoyo importante en la sala, son los textos en las paredes que explican situaciones muy puntuales de la época. Algunos grabados sacados de antiguos libros dan sustento a esto mostrándonos otra faceta que podríamos desconocer.

Otro soporte que se puede apreciar son los auriculares para las personas no videntes, que tienen pequeños asientos para que todos puedan disfrutar de este recorrido por un período que alguna vez estuvo al margen del arte.

En el contenido de esta exhibición tenemos que destacar partes fundamentales; la primera esta compuesta por piedras, discos y algunos elementos para cortar que usaban estas tribus. Los discos y piedras están situados a unos pocos centímetros del piso o varios en una sola pared. En cuanto a los elementos cortantes, podemos ver que algunas de estas hachas son de diseños muy modernos y similares a los de nuestra época, aunque otras un tanto estrafalarias y con muchos dientes, serian una variedad de sierra pero de la fase antigua.

Cuando seguimos podemos encontrar botellas, morteros y vasijas zoomórficas, que son las poseen alguna forma animal. De alguna manera, a las personas, se les hace más fácil tener cierta empatía con ellas, por que pueden ver animales que reconocen en la actualidad como sapos o algo similar a los lobos.

Por último podemos ver los vasos y vasijas antropomórficas, son aquellas que tienen símbolos de las tribus o también están representando figuras de diferentes linajes.

Algunas cosas reprochables sobre la muestra, aparte de por alguna extraña razón poner cuadros contemporáneos rodeando distintas obras originarias, es que justamente a los cuadros de esta época los dejan a lo ultimo, en un pequeño costado poco iluminados como no dándoles importancia algunas cuando deberían ser grandes protagonistas ya que sonpinturas que hace Adolf Methfessel, el típico pintor viajero que documenta los paisajes.

Con esta exposición se espera que la gente conozca algo que no se da muy a menudo. Se pueda ver que siempre el arte, sea moderno o de cualquier otro tiempo, es de ruptura y se expresa teniendo, como se dice en una explicación sobre la muestra, “un fuerte carácter ideológico”.


WEB: Museo Nacional de Bellas Artes

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