La malquerida Medea

El espacio teatral es muy distinto, todo el tiempo un mismo espectáculo en cartel puede ser modificado varias veces, no como en el cine que se busca la mejor escena y se imprime.


“Medea” de Eurípides en esta ocasión adaptada por Cristina Banegas y Lucila Pagliai con dirección de Pompeyo Audivert no se queda atrás con este concepto, una obra en que los actores se lucen. Un espacio vacío que se tiene que llenar con palabras y acciones, como también trasmitir sentimientos confusos y encontrados, todo esto acompañado por una pequeña vasija.


La sala Casacuberta del Teatro San Martín es el espacio indicado: el escenario esta en una especie de foso y es ovalado, digno de la tragedia griega, cubierto por una tela que gradualmente se va deslizando hasta que se apagan las luces y empieza la función. Vemos a la Corífera interpretada por Analia Couceiro, misteriosa sobre el espacio ovalado que usa una tiza para marcar lugares. Algunos piensan que es el destino, otros la conciencia… llevando la obra en distintos momentos, marcando tiempos.


Las griegas, el coro, hacen una sola voz, la del pueblo.


Las primeras palabras son duras y van al punto, la Nodriza interpretada por Tina Serrano habla con otro personaje y dice no poder dejar a su ama, la malquerida Medea, ya que esta va a ser desterrada de Corinto, donde se lleva toda la acción.


En los primeros momentos de la obra, Medea interpretada por Benegas, está omnipresente, escondida y hablando de su trágica vida, con la voz fuerte y en alto pone a los espectadores en eje contando todas sus desgracias.


Jason, su esposo se casa con la hija de Creonte, rey de Corinto, quien la quiere desterrar ya que las malas lenguas hablan de ella como una hechicera poderosa y maligna. Solo tendrá un día para vengarse de todos y darle a donde más le duele a su marido: sus hijos.


Ese escenario despojado de cualquier elemento, más que una vasija con una esponja, se sostiene con las voces y las interpretaciones, así también con la extraordinaria puesta de luces realizada por Leandra Rodriguez indicando distintos momentos, pasajes y espacios.


Medea es capaz de todo, hasta la Corifera, una suerte de conciencia, le cuestiona el infanticidio que va a cometer en sus planes siniestros para tratar de truncarle la vida a Jason, quien sólo piensa en su unión como algo superfluo y material concierne el poder.


El espectador palpa por las maravillosas interpretaciones la desgracia de Medea y como ella no quiere cometer este terrible designio del destino, pero también notan el desprecio no sólo de su marido sino del rey, que la trata como una ya desterrada.


Envenenada la hija del rey y el Creonte, se avecina la más cruel de las desdichas; matar a sus dos hijos, sumidos en abrazos llenos de amor pero también de locura impartiendo así una falsa justicia que deja a dos padres sin sus hijos…


La pregunta final es: ¿Ahora quien es más poderoso?


Dirección: Pompeyo Audivert.
Versión: Cristina Banegas, Lucila Pagliai
Actuan: Valentino Alonso, Cristina Banegas, Héctor Bidonde, Susana Brussa, Analía Couceyro, Pochi Ducasse, Daniel Fanego, Omar Fantini, Martín Kahan, Coni Marino, Armenia Martínez, Sandro Nunziatta, Luciano Ruiz, Verónica Santangelo, Tina Serrano
Teatro San Martín, Corrientes 1530.
De miércoles a domingos, a las 20.
Entradas $40 / Estudiantes y jubilados $25

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
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