Vienen por todos, vienen por nosotros

Este documental hecho en el 2003 en Esquel cuenta la historia de un pueblo que lucho contra algo que iba a usar litros de agua sino también cianuro: una empresa canadiense que ganó la licitación para explotar una mina a 7km de la ciudad, donde todo funciona correctamente.

 El 41% de la población está debajo de la línea de pobreza, algunos pobladores pensaban que esta mega empresa podría dar trabajo para aquellos que no lo tenían, que querían que sus casas en eterna construcción pudiera ser finalmente terminada con un sueldo magro, teniendo una verdadera fuente de trabajo… no simples changas que varían con el tiempo, sin ser algo concluyente.

Con una excelente dirección de la mano dePablo D’Alo Abba y Cristian Harbaruk esta suerte de libro filmado de la lucha de los pobladores nos cuenta como no sólo las empresas extranjeran se apropian de lo ajeno, como es en este caso al explotación de una mina de oro, sino que también  se llevan mucha plata, todo este al módico precio de lo que plantea la minera a cielo abierto, un desastre ecológico sin medidas.

La narración esta a cargo de Julieta Díaz, cuenta, con voz calma pero iracunda, como empezó todo y también como termino la lucha de los pobladores por tomar el control no sólo de su ciudad sino también de la manera en la que iban a vivir el resto de sus vidas.

Los directores comentan que el documental los busco más a ellos que ellos a él. Al llegar a Esquel, allá por fines del 2002 recién empezaban las marchas con los reclamos, con la euforia de defender lo que es de uno, sin dejarse pisotear.

Esto no podía quedar sólo en unas simples protestas, fueron por más y así se hizo un plebiscito por el si o por el no a la mina que no sólo estaría haciéndole mal a la población con el cianuro que iban a dejar corriendo por las aguas,sino a su vez  pensar que esta gran “inversión” pulverizarían los cerros, vital para la ciudad patagónica.

Este documental es un acercamiento a conocer no sólo la explotación de minas a los pobladores, desde los más pobres a los más ricos, estos último que comparten una partida de póquer mientras todos salen a las calles a protestar.

Como si nada, se quedan ahí fumando sus puros.

“Vienen por el oro, vienen por todo” es una excelente mirada para que dejemos de tener tapados los ojos con una problemática que está creciendo: la explotación a cielo abierto está contaminándonos día a día.

No podrán venir por nosotros

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